-Pues si-respuso con sequedad y borro el diagrama.
Me toco la cabeza y dijo que ese era el centro de "la razon" y "el habla". La punta de mi esternon era el centro del "sentir". La zona debajo del ombligo era "la voluntad". El "so ñar" estaba en el lado derecho, contra las costillas. "El ver" en el izuqierdo. Dijo que a veces, en algunos guerreros, "el ver" y "el soñar" estaban del lado derecho.
-Donde estan los otros puntos?-pregunte.
Me dio una respuesta sumamente obscena y lanzo la carcajada.
-Que vivo eres-dijo-. Crees que soy un viejo cabron que anda medio dormido, verdad?
Le explique que mis preguntas creaban su propio impulso.
-No andes tan deprisa-dijo-. Ya lo sabras a su debido tiempo, y despues que lo sepas estaras por tu cuenta, tu solo.
-Quiere usted decir que ya no volvere a verlo don Juan/
-Nunca jamas-dijo-. Genaro y yo seremos entonces lo que siempre hemos sido, polvo em el camino.
Senti una sacudida en la boca de mi estomago.
-Que dice usted, don Juan?
-Digo que todos somos seres sin principio ni fin, luminosos y sin limite. Tu, Genaro y yo estamos pegados, unidos por un proposito que no es decision nuestra.
-De que proposito habla usted?
-El de aprender el camino del guerrero. No puedes salirte de el, pero nosotros tampoco. Mientras nuestra mision este pendiente, nos encontraras a mi o a Genaro, pero una vez cumplida, volaras libremente y nadie sabe a donde te llevara la fuerza de tu vida.
-Que hace en esto don Genaro?
-Ese tema no esta aun en tu esfera-dijo-. Hoy debo clavar el clavo que Genaro puso, el hecho de que somos seres luminosos. Somos perceptores. Nos damos cuenta; no somos objetos; no tenemos solidez. No tenemos limites. El mundo de los objetos y la solidez es una manera de hacer nuestro paso por la tierra mas conveniente. Es solo una descripcion creada para ayudarnos. Nosotros, o mejor dicho nuestra razon, olvida que la descripcion es solamente una descripcion y asi atrapamos la totalidad de nosotros mismos en un circulo vicioso del que rara vez salimos en vida.
"En este momento, por ejemplo, estas enredado en liberarte de los ganchos de la razon. Para ti es una cosa absurda que ni siquiera se puede imaginar el que Genaro apareciera asi nomas al borde del matorral, y sin embargo no puedes negar que tu mismo lo atestiguaste. Tu percibiste que asi fue".
Don Juan chasqueo la lengua. Dibujo cuidadosamente otro diagrama en las cenizas y lo cubrio con su sombrero sin darme tiempo a copiarlo.
-Somos perceptores-prosiguio-. Pero el mundo que percibimos es una ilusion. Fue creado por una descripcion que nos dijeron desde el momento en que nacimos. "Nosotros, los seres luminosos, nacemos con dos anillos de poder, pero solo usamos uno para crear el mundo. Ese anillo, que se engancha al muy poco tiempo que nacemos, es la razon, y su compañera es el habla. Entre las dos urden y mantienen el mundo.
"El secreto de los seres luminosos es que tienen otro anillo de poer que nunca se usa, la voluntad. El truco del brujo es el mismo truco del hombre comun. Ambos tienen una descripcion: uno, el hombre comun, la sostiene con su razon; el otro, el brujo, la sostiene con la voluntad. Ambas descripciones tienen sus reglas y las reglas se perciben, pero la ventaja del brujo es que la voluntad abarca mas que la razon".
"Lo que quiero sugerirte a estas alturas es que, de ahora en adelante, te esfuerces por percibir si lo que sostiene la descripcion es tu razon o tu volunad. Yo siento,por cierto, que esa es la unica manera de usar tu mundo diario como un desafio y como un vehiculo para acumular suficiente poder personal, a fin de llegar a la totalidad de ti mismo."
"A lo mejor la proxima vez que vengas tendras lo bastante. De todos modos, espera hasta que sientas, como sentiste hoy junto a la zanja, que una voz interna te dice que lo hagas. Si vienes con cualquier otro espiritu, sera una perdida de tiempo y un peligro para ti."
Observe que, de esperar aquella voz interna, nunca volveria a verlos.
-Vieras lo bien que puede uno actuar cuando tiene la espalda contra el paredon-dijo.
Se puso de pie y recogio un ataño de leña. Puso algunas varas secas en la estufa de tierra. Las llamas lanzaban un resplandor amarillento sobre el piso. Apago la linterna y se acuclillo frente a su sombrero, que cubria el dibujo en las cenizas.
Me ordeno estar en calma, cesar mi dialogo interno, y mantener los ojos en el sombrero. Me esforce unos momentos y luego tuve la sensacion de flotar, de caer desde un acantilado. Era como si nada me soportase, como si no me hallara sentado ni tuvies cuerpo.
Don Juan levanto el sombrero. Debajo habia epsirales de ceniza. Las observe sin pensar. Senti moverse las espirales. Las senti en el estomago. Las cenizas parecieron apilarse. Luego, algo las agito y esponjo, y de pronto don Genaro estaba sentado frente a mi.
La imagen me forzo instantaneamente a reanudar el dialogo interno. Pense que me habia dormido. Empece a respirar en boqueadas cortas y quise abrir los ojos, pero estaban abiertos.
Oi a don Juan decirme que me parara y me moviera. Me levante de un salto y corri a la ramada. Don Juan y don Genaro me siguieron. Don Juan trajo la linterna. Yo no podia recuperar el aliento. Trate de calmarme como antes, trotando sin avanzar mientras miraba al oeste. Alce los brazos y comence a respirar. Don Juan vino a mi lado y dijo que esos movimientos solo se hacian en el crepusculo.
Don Genaro grito que para mi era el crepusculo y ambos soltaron la risa. Don Genaro corrio al borde del matorral y luego regreso de un rebote a la ramada, como si una liga gigantesca lo hubiera hecho volver. Repitio los mismos movimientos tres o cuatro veces, y luego se me acerco. Don Juan me miraba conf ijeza, riendo risitas de niño. Cruzaron una mirada furtiva. Don Juan dijo a don Genaro, en voz alta, que mi razon era peligrosa, y que podia matarme si no le daba la razon.
-!Por Dios santo!-exclamo don Genaro con voz rugiente-. !Dale la razon a su razon!
Dieron de saltos riendo, como dos niños.
Don Juan me hizo sentar bajo la linterna y me dio mi cuaderno.
-Hoy si que te estabamos tomando el pelo-dijo en tono conciliador-. No tengas miedo. Genaro estaba escondido ahi debajo de mi sombrero.
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